Contractura muscular
Todos hemos oído hablar de las famosas contracturas, pero tal vez no os hayáis parado a pensar en lo que realmente son.
¿Qué es una contractura muscular?
Una contractura muscular es una contracción continuada e involuntaria de un grupo de fibras de un músculo que aparece al realizar un esfuerzo. Nosotros lo que percibimos es la zona más abultada, a la vista o al tocar, sentimos dolor, y se altera el funcionamiento normal del músculo.
Causas de las contracturas musculares
Suelen aparecer cuando el esfuerzo que realizamos es mayor al que el músculo es capaz de soportar, ya sea por intensidad, o por estar mal realizada la acción y forzar determinados músculos de manera menos intensa pero continuada en una mala posición. Aunque también pueden aparecer por una mala recuperación del músculo, es decir, fatigamos a éste durante el ejercicio y después no estiramos y el músculo va perdiendo su capacidad de relajación, o mantenemos una mala postura durante horas.
A todo esto hay que añadir la importancia del bienestar psicológico, ya que en situaciones de estrés, nerviosismo o miedo somos más propensos a sufrirlas.
En la práctica deportiva hay muchos músculos susceptibles de que aparezcan contracturas, dependiendo de los que estén más solicitados o si son deportes muy técnicos de movimientos repetitivos. Por ejemplo, el músculo que sale peor parado en los futbolistas es el cuádriceps, en los tenistas los músculos del brazo, los nadadores la espalda, etc.
Tratamiento y prevención de las contracturas musculares
Lo primero que hay que hacer para tratar una contractura es prevenirla, y para ello es muy importante calentar antes de comenzar el ejercicio. Cuando hacemos un movimiento brusco sin haber calentado previamente, los vasos sanguíneos que se encuentran en el músculo no están preparados para trabajar tan rápido y no les da tiempo a llevar la suficiente sangre para que se depure la zona, lo que da lugar a una acumulación de metabolitos que provocan dolor e inflamación.
Debemos hacer un calentamiento general y específico del deporte que vayamos a realizar, así como trabajar la flexibilidad, para que la calidad del músculo mejore y haya menos riesgo de lesión, y aquí no hablamos solo de contracturas, sino que podemos prevenir también las roturas de fibras, que muchas veces van asociadas a contracturas como comentaba en otro artículo, o evitar esguinces u otras lesiones de tejidos blandos.
Del mismo modo es de gran importancia la vuelta a la calma, y hacer estiramientos al acabar la actividad para descargar los músculos y favorecer su recuperación. Los estiramientos deben mantenerse durante al menos 20 segundos para que sean efectivos. Podéis ver otro artículo que dediqué a los estiramientos, ya que los considero de gran importancia.
El tratamiento una vez que tenemos una contractura, siempre digo que se basa en tres principios: calor, estiramientos y masaje.
El calor local favorece la llegada de sangre a la zona para ayudar a eliminar los metabolitos acumulados, relaja el músculo y alivia el dolor.
Los estiramientos harán que poco a poco las fibras musculares que están acortadas recuperen su longitud, y flexibilizan el músculo en general.
El masaje aporta también más sangre a la zona, disminuye el tono muscular, quitando tensión al músculo y, por tanto, disminuyendo el dolor.
Desde el punto de vista de la fisioterapia, el tratamiento puede ser mucho más amplio, ya que existen muchas técnicas que aceleran la recuperación y no solo actúan sobre la lesión, sino que dejan al músculo en general en mejores condiciones. Algunas de estas técnicas pueden ser: punción seca, fibrólisis diacutánea (ganchos), ultrasonidos, electroterapia, etc.
Todo esto y mucho más podemos hacerlo en nuestro centro de Fisioterapia en Zaragoza.
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