Cefalea tensional
Es posible que en algún momento de tu vida hayas sufrido cefalea tensional pero no supieras que recibe este nombre un tipo de dolor de cabeza. ¿Quieres saber más?
¿Qué es la cefalea tensional?
La cefalea tensional hace referencia a un tipo de dolor de cabeza, muy común entre la población, que tiene como causa la tensión muscular de la zona del cuello y occipital.
El tipo de dolor es continuo, no pulsátil, y lo suelen provocar situaciones de estrés prolongadas, ansiedad, trastornos del sueño, malas posturas, o un golpe directo en la cabeza, entre otros.
Actualmente, hay muchos trabajos que obligan a permanecer muchas horas en la misma posición, ya sea sentado o de pie, y a veces con la cabeza ligeramente inclinada hacia delante. En la mayoría de estos casos acaban apareciendo dolores musculares y contracturas.
Cuando aparecen contracturas o aumento del tono en los músculos del cuello, como por ejemplo los trapecios o angulares del omóplato, que se insertan en el occipital y primeras vértebras cervicales, pueden causar cefalea tensional.
También tienen mucho que ver los músculos de la cabeza, en el cuero cabelludo. Si están tensos crean isquemia (no dejan que llegue bien la sangre al interior) y como consecuencia aparece dolor.
Otro factor determinante es el bruxismo, el hábito involuntario de apretar los dientes. La tensión de los músculos de la mandíbula está íntimamente relacionada con la tensión de los músculos del cuello y de la zona temporal de la cabeza (sienes).
El dolor de cabeza siempre comienza en la zona del occipital, pero puede avanzar hacia la zona frontal y lateral de la cabeza con una sensación de presión y, por otra parte, dolor desde el cuello que va hacia los hombros o hacia los omóplatos.
TRATAMIENTO DE LA CEFALEA TENSIONAL
El tratamiento comenzará con la prevención. Si sabemos cuál es la causa que nos lo provoca, lo primero es evitarla en la mayor medida posible. Si no podemos quitar la causa, o si el motivo es traumático, entonces recurriremos al tratamiento de fisioterapia. En Zaragoza, en Fisioterapia Eva Tello Cadarso nos llegan muchísimos casos de este tipo, es más común de lo que parece.
En algunos casos es necesario recurrir a la medicación. Hay que tener en cuenta que los antiinflamatorios, analgésicos o relajantes musculares son “pan para hoy, hambre para mañana”, es decir, nos quitará el dolor durante un rato, pero el problema seguirá estando ahí, y lo que queremos es ponerle solución y evitar que siga apareciendo.
Para ello, haremos sobre todo terapia manual, masaje para relajar la musculatura afectada, y estiramientos para devolver a los músculos su longitud habitual y que no ejerzan esa tensión en la inserción de cuello y cabeza. Además, pueden aplicarse otras terapias como fibrólisis diacutánea (ganchos), termoterapia (calor), ultrasonidos, electroterapia (corrientes), acupuntura, punción seca, etc.
Es recomendable hacer ejercicio físico regular para mantener la musculatura con un buen tono y evitar en la medida de lo posible la aparición de contracturas. Además, hay ejercicios específicos como el Pilates que ayudan a fortalecer especialmente la musculatura de la espalda.
Si se trata de un caso de estrés o ansiedad, sería bueno recurrir a la psicoterapia y aprender técnicas de relajación, o a la acupuntura. Y si fuera causado por bruxismo, acudir al odontólogo para que analicen el caso y si fuese necesario utilizar una férula de descarga, además de acudir a un fisioterapeuta para que valore las articulaciones temporo-mandibulares y pueda relajar toda esa musculatura.
He decidido escribir sobre esto porque es un mal que aqueja a mucha gente, y muchos de ellos acaban viéndolo como algo normal que pasa de vez en cuando. Sin embargo, la mayoría de los casos sí que tiene solución.
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