Parálisis de Bell: causas, síntomas y tratamiento
Probablemente conozcas a alguien que haya sufrido en algún momento una parálisis facial, característica con el “descolgamiento” de un lado de la cara, con imposibilidad o dificultad para sonreír o pestañear. O tal vez si estás leyendo esto te haya sucedido a ti.
Aquí te cuento todo lo que tienes que saber sobre este trastorno que afecta no sólo físicamente, sino también psicológicamente al que lo padece.
¿Qué es la parálisis de Bell?
La parálisis de Bell también es conocida como parálisis facial periférica aguda, provocada por una afectación del nervio facial, el séptimo par craneal, que sale por un pequeño orificio en el cráneo hasta llegar a la cara, atravesando la glándula parótida, encargada de la salivación, y posteriormente inerva la musculatura encargada de la expresión facial. En esta imagen podemos ver el recorrido de sus ramas.
La parálisis de Bell afecta a un sólo lado de la cara, impidiendo la contracción de los músculos inervados por el nervio facial, lo que se muestra con una asimetría en la cara. Un lado continúa moviéndose igual que siempre, y el lado afecto se ve caído, ya que no es capaz de mover el párpado con normalidad, no puede cerrar el ojo por completo, ni levantar la ceja, ni sonreír…
El nervio facial es un nervio mixto, es decir, tiene fibras tanto motoras como sensitivas. Cuando está afectado, además de paralizar los músculos faciales, influye en el lagrimeo, la salivación y el sentido del gusto, además de afectar a un pequeño hueso que se encuentra en medio del oído.
¿Cuáles son las causas de la parálisis facial de Bell?
La causa de la parálisis de Bell es desconocida, no se sabe a qué se debe la inflamación del nervio facial. Los científicos creen que es una reacción a una infección vírica. Puede aparecer a cualquier edad, aunque es más común en embarazadas, especialmente en el tercer trimestre o justo después de dar a luz, diabéticos y personas con infección en vías respiratorias altas, como podría ser una gripe o un resfriado.
Normalmente durante los primeros días pueden empeorar los síntomas, pero en la mayoría de los casos igual que aparece se va. En unas cuantas semanas suele empezar a verse mejoría y en unos meses suele remitir y se recupera la movilidad por completo. Aunque existe un pequeño porcentaje de gente a la que le persisten parte de los síntomas de por vida. por un daño irreversible en el nervio facial.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de la parálisis de Bell aparecen de manera repentina en un lado de la cara. En muy rara ocasión puede darse en los dos simultáneamente. Algunos de los signos o síntomas puedes ser:
- Debilidad leve o parálisis total de un lado de la cara, con una evolución de horas o días
- Caída de un lado de la cara y dificultad o imposibilidad para mostrar expresión facial en ese lado, como cerrar un ojo, levantar la ceja o sonreír
- Dolor en mandíbula o zona periférica a la oreja del lado afectado
- Babeo por falta de movilidad del labio
- Dolor de cabeza
- Alteración del sentido del gusto
- Producción excesiva o escasa de lágrimas y saliva
- Alteración de la sensibilidad al sonido en el lado afectado
¿Cómo se diagnostica?
Los signos de la parálisis de Bell son muy característicos, pero esos mismos síntomas pueden aparecer ante problemas mucho más graves, como por ejemplo un accidente cerebrovascular. Es por ello que es muy importante acudir a un médico especialista si presentas alguno de estos síntomas para que él determine si se trata de una parálisis facial o alguna patología más grave que debe ser tratada con urgencia.
¿En qué consiste el tratamiento para la parálisis de Bell?
Aunque en muchas ocasiones acaba remitiendo por si misma, hay tratamientos conservadores que se pueden realizar para acelerar el proceso de curación.
Desde el punto de vista médico, suelen pautar la toma de medicamentos antivirales y corticoides.
Desde el punto de vista de la fisioterapia, el tratamiento consistiría en intentar bajar la inflamación del nervio, para lo que se puede aplicar diatermia (radiofrecuencia) y relajar la musculatura que atraviesa el trayecto del nervio para evitar posibles compresiones, incluyendo tratamiento de la articulación temporomandibular, estrechamente relacionada con el trayecto del nervio facial.
Otro tratamiento podría ser la aplicación de acupuntura, para buscar relajar la musculatura y neuromodulación, para estimular la señal del nervio facial.
Ayuda del fisioterapeuta durante y después para la recuperación
El fisioterapeuta puede aplicarte el tratamiento oportuno desde el primer momento en que aparecen los síntomas. De esta manera se puede ayudar a frenar la evolución de los primeros días que puede ir en aumento, y a propiciar una recuperación más acelerada.
Además de recibir el tratamiento, es bueno tener unas pautas de ejercicios que puedes ir haciendo en casa para favorecer la recuperación. Esos ejercicios serán pautados por el fisioterapeuta y según tu evolución podrá ir modificándolos.
Una vez ha remitido la parálisis no tiene porqué volver a aparecer, un miedo muy común entre la gente que la ha padecido.